← ← Volver a los artículos
La necesidad de rescatar a Saavedra Fajardo: el escritor que quiso poner límites éticos al poder
📅 30.10.2025
⏱️ 5 min de lectura
⭐ 5.0/5
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
En la primavera de 1983, Jorge Luis Borges ofreció una conferencia en el Emily Dickinson College de Massachusetts. Habló de temas muy variados: las novelas de piratas, Kipling, la Biblia, Gabriel García Márquez, la literatura en español y los amores fallidos de la poeta. ... Casi al final, un asistente le interrumpió: «En algún lugar dijo usted que, en sus comienzos, trató de aprender de escritores latinizados como Diego Saavedra Fajardo y Francisco de Quevedo».
Borges asintió y se quedó un instante en silencio, hasta que reaccionó: «La verdad es que no sé por qué Saavedra Fajardo ha sido olvidado. Era un hombre muy lúcido, además de un escritor admirable». No se refirió a Quevedo, tampoco a Lope de Vega, Góngora o Calderón, a pesar de que todos estos compañeros del Siglo de Oro eran y siguen siendo más populares. Un año después, coincidiendo con el aniversario de su nacimiento, tampoco se hizo nada por rescatarlo del ostracismo.
No deja de resultar paradójico que el responsable de 'El Aleph', unos de los creadores más grandes en nuestra lengua, celebrara la influencia ejercida por un autor a quien se le ha desterrado de la manuales contemporáneos de Literatura Española, a pesar del tremendo éxito que tuvo en el pasado. Pero ahora, casi como un milagro editorial, se acaban de publicado no una, sino dos biografías que abordan, desde distintos ángulos, la trayectoria de este escritor y diplomático del siglo XVII.
El ganador del Pulitzer publica 'La misión', primer ensayo sobre la convulsa historia de la agencia de inteligencia en el siglo XXI
Por un lado, 'Diego de Saavedra Fajardo. La lealtad desconocida' (Fundación Santander), de José Luis Villacañas, catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense. Por otro, 'Diego Saavedra Fajardo. Tiempo, vida y fortuna' (Taurus), de María Victoria López-Cordón, catedrática de Historia Moderna de la misma universidad. Cuando ABC contacta con los autores, ambos se sorprenden con la coincidencia. «¡No me digas! –asegura el primero–. Es una casualidad espectacular. ¡Increíble! Pero no es malo en modo alguno, todo lo contrario. Merece la pena que centremos la atención en este personaje tan actual, por la importancia que han adquirido hoy la política internacional y las cuestiones diplomáticas».
Además de un «escritor excepcional», Saavedra es posiblemente el testigo más agudo de la situación de España en uno de los momentos más decisivos de su historia, caracterizado por los conflictos bélicos en Europa y el declive de los Austrias. Pero incluso en esos momentos, rechazó las actitudes derrotistas y siempre pensó en la posibilidad de que todo podría reformarse si un rey resultaba educado por hombres de buen consejo. Hablaba, en definitiva, de ponerle límites morales al poder.
Para defender esa idea, convertido en uno de los hombres de confianza de Felipe IV y uno de los consejeros más brillantes de su tiempo, publicó 'Empresas políticas' (1640), su obra más conocida. Se trata de una reflexión sobre la naturaleza de las políticas públicas y la gestión del poder, en la que plantea cómo los gobernantes deben actuar con astucia, prudencia y firmeza para lograr el bienestar del pueblo. Una rareza que le convierte en gran intelectual capaz de vivir en las épocas más angustiosas de nuestra historia, pero entregado a la defensa del interés público a pesar de las incomprensiones, envidias y humillaciones que sufrió.
«Saavedra creía en una monarquía controlada, no una monarquía no absoluta, con todo tipo de límites éticos en defensa del pueblo. Para ser más exactos, creía en un contrapeso efectivo de carácter constitucional que eran las Cortes, aunque estas no actuaran de momento en el terreno político», subraya López-Cordón, sorprendida igualmente con la coincidencia de las dos biografías.
La historiadora subraya la influencia que el escritor y diplomático tuvo en los siglos siguientes. Desde los ilustrados hasta los liberales del primer tercio del siglo XIX, pasando después por figuras tan destacadas y dispares como Azorín, Ramiro de Maeztu, Francisco Ayala, Tierno Galván, José Antonio Maravall y hasta Manuel Fraga, que le dedicó un gran estudio.
«Que hoy no sea tan popular se debe, por un lado, a que sus obras no son fáciles de lectura. No es Cervantes ni Lope de Vega, sino un pensador que trata unos temas muy concretos. Y, por otro, siempre hubo una especie de rivalidad entre su actividad literaria y su actividad política y diplomática, lo que ha hecho que unos lo estudien como dentro del apartado de las relaciones internacionales y otros lo estudien literariamente. Pero en mi opinión es muy difícil separar las dos cosas, porque una buena parte de las publicaciones de Saavedra es inseparable de su actividad al servicio de Felipe IV», concluye la historiadora.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Escucha todos los capítulos del podcast de Historia de ABC
Los mejores calefactores eléctricos de bajo consumo
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
En la primavera de 1983, Jorge Luis Borges ofreció una conferencia en el Emily Dickinson College de Massachusetts. Habló de temas muy variados: las novelas de piratas, Kipling, la Biblia, Gabriel García Márquez, la literatura en español y los amores fallidos de la poeta. ... Casi al final, un asistente le interrumpió: «En algún lugar dijo usted que, en sus comienzos, trató de aprender de escritores latinizados como Diego Saavedra Fajardo y Francisco de Quevedo».
Borges asintió y se quedó un instante en silencio, hasta que reaccionó: «La verdad es que no sé por qué Saavedra Fajardo ha sido olvidado. Era un hombre muy lúcido, además de un escritor admirable». No se refirió a Quevedo, tampoco a Lope de Vega, Góngora o Calderón, a pesar de que todos estos compañeros del Siglo de Oro eran y siguen siendo más populares. Un año después, coincidiendo con el aniversario de su nacimiento, tampoco se hizo nada por rescatarlo del ostracismo.
No deja de resultar paradójico que el responsable de 'El Aleph', unos de los creadores más grandes en nuestra lengua, celebrara la influencia ejercida por un autor a quien se le ha desterrado de la manuales contemporáneos de Literatura Española, a pesar del tremendo éxito que tuvo en el pasado. Pero ahora, casi como un milagro editorial, se acaban de publicado no una, sino dos biografías que abordan, desde distintos ángulos, la trayectoria de este escritor y diplomático del siglo XVII.
El ganador del Pulitzer publica 'La misión', primer ensayo sobre la convulsa historia de la agencia de inteligencia en el siglo XXI
Por un lado, 'Diego de Saavedra Fajardo. La lealtad desconocida' (Fundación Santander), de José Luis Villacañas, catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense. Por otro, 'Diego Saavedra Fajardo. Tiempo, vida y fortuna' (Taurus), de María Victoria López-Cordón, catedrática de Historia Moderna de la misma universidad. Cuando ABC contacta con los autores, ambos se sorprenden con la coincidencia. «¡No me digas! –asegura el primero–. Es una casualidad espectacular. ¡Increíble! Pero no es malo en modo alguno, todo lo contrario. Merece la pena que centremos la atención en este personaje tan actual, por la importancia que han adquirido hoy la política internacional y las cuestiones diplomáticas».
Además de un «escritor excepcional», Saavedra es posiblemente el testigo más agudo de la situación de España en uno de los momentos más decisivos de su historia, caracterizado por los conflictos bélicos en Europa y el declive de los Austrias. Pero incluso en esos momentos, rechazó las actitudes derrotistas y siempre pensó en la posibilidad de que todo podría reformarse si un rey resultaba educado por hombres de buen consejo. Hablaba, en definitiva, de ponerle límites morales al poder.
Para defender esa idea, convertido en uno de los hombres de confianza de Felipe IV y uno de los consejeros más brillantes de su tiempo, publicó 'Empresas políticas' (1640), su obra más conocida. Se trata de una reflexión sobre la naturaleza de las políticas públicas y la gestión del poder, en la que plantea cómo los gobernantes deben actuar con astucia, prudencia y firmeza para lograr el bienestar del pueblo. Una rareza que le convierte en gran intelectual capaz de vivir en las épocas más angustiosas de nuestra historia, pero entregado a la defensa del interés público a pesar de las incomprensiones, envidias y humillaciones que sufrió.
«Saavedra creía en una monarquía controlada, no una monarquía no absoluta, con todo tipo de límites éticos en defensa del pueblo. Para ser más exactos, creía en un contrapeso efectivo de carácter constitucional que eran las Cortes, aunque estas no actuaran de momento en el terreno político», subraya López-Cordón, sorprendida igualmente con la coincidencia de las dos biografías.
La historiadora subraya la influencia que el escritor y diplomático tuvo en los siglos siguientes. Desde los ilustrados hasta los liberales del primer tercio del siglo XIX, pasando después por figuras tan destacadas y dispares como Azorín, Ramiro de Maeztu, Francisco Ayala, Tierno Galván, José Antonio Maravall y hasta Manuel Fraga, que le dedicó un gran estudio.
«Que hoy no sea tan popular se debe, por un lado, a que sus obras no son fáciles de lectura. No es Cervantes ni Lope de Vega, sino un pensador que trata unos temas muy concretos. Y, por otro, siempre hubo una especie de rivalidad entre su actividad literaria y su actividad política y diplomática, lo que ha hecho que unos lo estudien como dentro del apartado de las relaciones internacionales y otros lo estudien literariamente. Pero en mi opinión es muy difícil separar las dos cosas, porque una buena parte de las publicaciones de Saavedra es inseparable de su actividad al servicio de Felipe IV», concluye la historiadora.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Escucha todos los capítulos del podcast de Historia de ABC
Los mejores calefactores eléctricos de bajo consumo

